lunes, 17 de noviembre de 2014
Pasado marchito.
Me trajo tu olor, tus besos y tus estúpidas manías.
Y yo le dije que se fuera, que ya no había lugar para él en nuestra vida,
dándome cuenta que ese "nuestra" ya no existía.
Le dije que te habías marchado, y que no tenía sentido su visita.
Él insistió haciendo que saborease el café que me despertaba junto a ti.
Y yo le dije que el café jamás me había sabido tan amargo.
Que hoy nuestro pasado me ha visitado y no he tenido los santos cojones de decirle que ya no es nuestro,
ni mío ni tuyo,
y que está muerto.
domingo, 16 de noviembre de 2014
Relatividad temporal.
martes, 21 de octubre de 2014
La vainilla huele a invierno.
Hoy le dio por recordar.
Le dio por recordar sus inviernos.
Y le vinieron esos olores.
Le vino el olor a derrota, a tristeza, a oscuridad.
Y recordó el sabor amargo de sus lágrimas y ese olor que dejaban en el aire a "has tocado fondo".
Pero hoy también le dio por comparar.
Y así se dio cuenta que esos olores eran solo recuerdos.
Se dio cuenta que este invierno tenía otro olor.
A esperanza, a fuerza, a valor.
Y le recordó al olor de su cuello.
Al olor de vainilla.
domingo, 12 de octubre de 2014
Que me faltas y me falto.
martes, 7 de octubre de 2014
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lunes, 22 de septiembre de 2014
Cómo, cómo, cómo.
martes, 16 de septiembre de 2014
Carta para nadie.
lunes, 8 de septiembre de 2014
Hasta que deje de estar.
miércoles, 23 de julio de 2014
Recomposiciones del pasado.
miércoles, 9 de julio de 2014
Desastres meteorológicos.
sábado, 5 de julio de 2014
Recuerdos.
Revolución ortográfica.
miércoles, 2 de julio de 2014
Mi paradoja preferida.
lunes, 30 de junio de 2014
(abril).
El principio del fin.
sábado, 14 de junio de 2014
Viajes sin vuelta
viernes, 6 de junio de 2014
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domingo, 25 de mayo de 2014
Última carta para ti.
Aquí estoy, volviendo a escribirte. Ya sé que no volverás y, te aseguro, que la intención de estas líneas no es esa. No quiero que vuelvas, no lo quiero. Sólo quiero decirte que te echo de menos. Paradójico ¿verdad? pero no podemos negar que lo nuestro no haya sido paradójico; todo ha sido un ni contigo ni sin ti, te quiero pero no te quiero y, supongo, que todo acabo por romperse. Supongo que lo paradójico paso a ser ilógico y después inexistente. Supongo, no sé. Siempre he sido de suponer. También supuse que esto iba a durar, que esto iba a ser para siempre y me equivoqué, así que no hagas mucho caso a mis suposiciones.
Otra cosa que quería decirte, es que no voy a recordar muchos a momentos a tu lado y lo lamento. Me voy a quedar con los buenos ¿vale? Esos momentos en que sólo podíamos hacernos sonreír. No sé, prefiero pensar que esto fue bonito mientras duró. Llámame tonta o ilusa, pero lo prefiero. No me apetece recordar los enfados ni las lágrimas, ni siquiera las noches en vela o las heridas (internas o externas).
No sé, supongo que me olvido muchas cosas que decirte. (¿ves? ya vuelvo a suponer). Pero no volveré a escribirte, así que lo que quede, quedará en el olvido.
Ah sí, una última cosa: me has dejado marca. Y eso no me gusta.
domingo, 11 de mayo de 2014
Reciprocidad.
viernes, 18 de abril de 2014
Convertirte en poesía.
martes, 18 de marzo de 2014
Tiempo.
domingo, 16 de marzo de 2014
Carnaval de sentimientos.
lunes, 24 de febrero de 2014
Ver reír a la tristeza
jueves, 13 de febrero de 2014
Tormenta interior
miércoles, 5 de febrero de 2014
Incertidumbre.
domingo, 2 de febrero de 2014
Que este momento sea infinito.
Inocentes y miedicas.
miércoles, 22 de enero de 2014
Nuestra belleza.
Ella no se ve bonita ni perfecta. Pero ni siquiera se da cuenta de la belleza que desprende en la delicadeza de cada movimiento, como si en cualquier momento se fuera a romper en mil pedazos. De la belleza del sonido de su risa en mis oídos, de su sonrisa, de su caminar; de la belleza de ser ella misma.
No se da cuenta de lo bello que es poder perderse en sus marrones ojos o de enredarse en sus labios durante unos segundos, sin respiración. No se da cuenta de la belleza del contacto de nuestras pieles en cada abrazo; ni de la belleza de cada roce de nuestras manos.
No se da cuenta de que me encanta su belleza;
nuestra belleza.
sábado, 18 de enero de 2014
La triste historia de perderte a ti mismo.
Se desvanece, no puedo parar de andar y su figura cada vez se ve más pequeña.
Corre, aún puedes alcanzarme.
Un último grito, un último esfuerzo. Sé que puede alcanzarme, sé que podemos seguir de la mano durante el camino. ¿Por qué tuvo que caer?
No, levántate, dan igual las heridas. Acabaran siendo cicatrices. Vamos, a arriba.
Siento mi garganta desgarrada, mis pies no paran de avanzar.
Por favor, ven. Levántate y ven. Yo te curo.
Un punto en el horizonte. Y, de repente, nada. Sólo oscuridad.
Adiós.