viernes, 20 de diciembre de 2013

Encerrada en mi misma.

Aquí dentro hace frío. ¿Alguien me oye? ¿Alguien se acuerda de mí? Lucho por salir. Mis gritos se ahogan en silencio. Esto cada vez está más oscuro. Ayuda, por favor. ¿Dónde están los que prometieron no dejarme nunca? Necesito salir de aquí, sacadme. No puedo más. Mis fuerzas se van desvaneciendo. Por favor, que alguien me escuche. Estoy encerrada. Necesito salvación. Que alguien me escuche, esos gritos silencios que desgarran mi garganta. No me queda voz, no me queda aire. Me ahogo, último esfuerzo. Por favor. Intento salir de este horrible sitio, esto es una pesadilla pero estando despierta. ¿Alguien logrará salvarme? Me voy, esto se acaba. No me quedan fuerzas, no puedo salir de aquí.

¿Cómo quererse cuando te odias?

'A quien no le guste como sea, que no se acerque a mi'. Esa frase, esa puta frase. Claro, es fácil, si alguien no te gusta pues no te acercas a él y ya. Pero, ¿qué pasa cuando quien no te gusta como es, es uno mismo? Entonces, ¿cómo te separas de ti mismo? ¿Qué pasa cuando cada palabra, cada pensamiento o cada movimiento que haces hace que te odies un poco más?
Nadie nos ha contado nunca como querernos, siempre nos han enseñado a querer y respetar a los de nuestro alrededor. Pero, ¿y nosotros? ¿Qué pasa con todas esas personas que susurran un 'te odio' cada vez que se ven reflejados en el espejo? ¿Qué pasa con toda esa gente que solo sonríe cuando ven su propia sangre brotar? ¿Cómo deben quererse esos?

domingo, 28 de julio de 2013

Verso a verso y recordándote.

Canción a canción. Pero en cada una vuelves tú. En cada nota, cada verso, cada silencio estás tú. Tú y tu estúpida sonrisa que tanto me gustaba. Tú y esa mirada que era capaz que me temblará cada milímetro de mi cuerpo. Parece que hoy el aleatorio me odia o te quiere a ti.

jueves, 18 de julio de 2013

Y ya cuesta hasta fingir.

Y vuelvo a estar aquí. Encerrada. Y no sé si me agobian más estas cuatro paredes o mis pensamientos. Ya no sé si lo que me quita el aire es el imaginarme tu mirada o la ansiedad de nunca llegar a ser lo suficientemente buena para nada. Y vuelvo a poner la música lo más alta posible para dejar de pensar. Y vuelve ese sabor salado. El sabor de mis lágrimas. Vuelve con cada recuerdo. Con cada sonrisa. Y ya cuesta hasta fingir.

lunes, 15 de julio de 2013

Aroma a vainilla.

Otra vez lo he hecho. Otra vez me he puesto ese vestido que te gustaba tanto. Me he peinado, me he maquillado. Otra vez he encendido esas velas con olor a vainilla que tanto te gustaban. Y otra vez me he sentado a esperar ese mensaje que sabía que no llegaría. Ese mensaje que me dijera 'ábreme, estoy en la puerta'. Otra vez he sonreído al recordar el sabor de tus labios. Y he vuelto a derramar una lágrima al acordarme de tu despedida. Otra vez he visto como las velas se consumían y quedaba en el ambiente ese dulce olor. Y me he vuelto a acordar de ti (si alguna vez te había olvidado). Y la música seguía sonando, nuestra canción preferida. Pero ya no me coges por la cintura mientras seguimos el ritmo. Ni me besas en el estribillo. Ya no. Ya no bailamos con el aroma de la vainilla. Y otra noche más sigo esperando a que vuelvas aunque ya no estés.

martes, 21 de mayo de 2013

El día de tu vida.

Quién sabe. A lo mejor hoy es el día. A lo mejor hoy no hace falta poner la música más alta que tus pensamientos. A lo mejor hasta las canciones tristes te hacen sonreír. Y aunque esté lloviendo saldrás a la calle sin paraguas. Porque no te importará mojarte. Te reirás a carcajadas sin miedo de que te miren. Y no te importará ir sonriendo por la calle. A lo mejor hoy no te importará el que dirán. Te darán igual todos los insultos. Te creerás los halagos. Y, por un día, quizás te sentirás bien.
Pero, eso, solo podría pasar. Y los ojalá están muy sobre valorados.

viernes, 17 de mayo de 2013

Formar parte de ti.

Y aprenderme de memoria donde están todos los lunares de tu cuerpo. Que se me quede grabada tu risa en mi cabeza, que sea la única música que escuche durante todo el día. Y sentir tus manos acariciando las mías. Saber que sonríes por mi. Saber que puedo besarte e interrumpir la conversación. Y morderte el labio después de cada beso. Ver tu sonrisa a centímetros de la mía  Y sentirte tan cerca que parezcas parte de mi. Aprenderme de memoria el compás de tu respiración. Saberme tus costumbres y manías. Formar parte de tu rutina. Ser tu 'por ella, cualquier cosa'. Dormir abrazada a ti. Y que en medio de la noche, despertarme, y verte ahí. A mi lado. Tener nuestras canciones. Y cantarlas a gritos. Y hacernos millones de fotos. Pelearnos y acabar besándonos. Y saber que soy solo tuya.

domingo, 12 de mayo de 2013

Un puto sueño.

Corriendo. A toda hostia. El viento dándome en la cara. No tengo tiempo de pensar. ¿A dónde estoy yendo? ¿Qué estoy haciendo? No lo sé. Solo corro. Huyo. De todo y de nada. La respiración se me corta. La adrenalina me sube. Me siento viva. Hacia mucho que no me sentía viva. Había olvidado esa sensación.
Paro. Me siento en el suelo. Y, por una vez desde hacía mucho, no tengo miedo. Estoy feliz. Me siento bien. Me da igual estar pérdida en medio de la nada, a oscuras y sin saber como volver. Quiero que se pare el tiempo. Quiero quedarme así para siempre. Sin miedos, sin ansiedad, sin agobios. Todo se empieza a desvanecer. Y, como siempre, todo ha sido un puto sueño del que me gustaría no haber despertado. 

martes, 9 de abril de 2013

Falsos fondos.

Cayendo en un túnel. Sin parar. Llevo así demasiado tiempo. Cayendo y cayendo. A oscuras y sin saber a donde voy. Sin llegar al fondo. Siempre llego a tocar algo parecido al fondo, entonces me tranquilizo, solo me queda una opción: tirar hacia arriba. Pero cuando consigo la fuerza suficiente como para levantarme, el suelo desaparece y vuelvo a caer. Así día tras día. Sin rumbo. Sin saber que hacer para parar de sentirme así. Para parar de caer. 
Vivo en una montaña rusa, pero es rara. Especial. Las zonas altas son cortas. Es como si me mareará estar bien. Siempre he preferido el suelo al cielo. Al fin y al cabo, desde el suelo no puedo caer ¿no? 

viernes, 29 de marzo de 2013

Luz artificial.

Ves la luz al final del túnel. Ese túnel lleno de lágrimas, dolor, sonrisas fingidas, desconfianza, sufrimiento en silencio... Crees que todo esta a punto de acabar. Y corres. Corres lo más rápido que puedes. Te da igual quedarte sin fuerzas, porque piensas que al llegar a esa luz todo será mejor. Estás a punto de llegar. Estiras los dedos y tocas esa luz. Crees que todo acabó. Sonríes. Ya está todo bien. Parece que todo te vuelve a sonreír. Eres capaz de mirarte al espejo. No te odias. Te empiezas a querer. Empiezas a hacer más caso a las cosas buenas y a ignorar todo lo malo. Ya está. Ya no hay que fingir más. Podrás decir 'estoy bien' sin mentir.
Pero no todo es lo que parece. Piensas que todo se ha acabado. Pero no. De repente vuelves a sentirte rota. Esa luz se funde y no se vuelve a encender. ¿Lo peor? Es el no saber ni como estás. Vuelven las ganas de llorar. De desaparecer. Pero tu intentas que no se note. Sonríes. Siempre hay que hacerlo ¿no? A mi, personalmente, no me va eso de ir con cara larga todo el día. Prefiero sonreír y fingir estar genial. Lo de derrumbarme lo dejo para cuando esté sola.

martes, 8 de enero de 2013

Rota.

Estoy harta. Harta de no poder ser feliz. Harta de que me den bajones. Harta de tener que poner la música alta para que suene más alta que mis pensamientos. Harta de sentirme inferior a todo el mundo, de no ser lo suficientemente buena para nada. Harta de llorar sin motivos o que los motivos no merezcan esas lágrimas. Harta de mirarme al espejo y no aceptarme. Harta de tener miedo de hacer, decir o ponerme ciertas cosas por miedo al que dirán. Harta de no tener autoestima. Pero sobretodo, estoy harta de esos 'sonríe', 'pasa de todo' o 'no estés mal' porque no es fácil. No es fácil no aceptarte a ti misma. No es fácil mirarte al espejo y darte asco. No es fácil sentirte inferior. No es fácil ir fingiendo estar bien todo el día y derrumbarte al llegar a casa. No es fácil aguantar insultos y bromas pesadas. No es fácil tener la autoestima alta cuando te están recordando todos tus defectos a diario. No es fácil sonreír cuando quieres llorar. No es fácil decir 'estoy bien' cuando todo esta mal. No es fácil sentirte como una mierda. No es fácil que nadie se fije en ti, que nadie te vea como esa 'persona especial'. No es fácil que la gente que mejor te entienda este a kilómetros de ti. No es fácil sentirte sola cuando estas rodeada de gente. No es fácil necesitar un abrazo y que nadie te lo de. Pero lo más difícil es que nadie se de cuenta de que estas rota por dentro.