domingo, 2 de febrero de 2014

Que este momento sea infinito.

Que sobren las palabras y que los silencios sean cómodos. Que nada importe pero que todo sea relevante. Deshacernos poco a poco, en cada beso y en cada caricia. Poder deshacer cada nudo, quitar cada espina y hacer que el dolor se desvanezca. Recomponer esas piezas que quedaron por el camino y fuimos recogiendo con la esperanza de que algún día podríamos volver a ponerlas en su sitio, y ese día ha llegado.
Y perdernos sin salir de la cama. Y contarnos historias aunque sean inventadas ¿qué más da? Si la cuestión es oír nuestras voces e interrumpir la conversación con algún que otro beso. Y acariciarnos hasta gastarnos la piel. Contarnos los lunares como el que cuenta estrellas cuando no puede dormir. Que sobre la ropa y que nunca falten las sonrisas. Que esta noche sea eterna. Que todo desaparezca a nuestro alrededor. Que no necesitemos comida, agua o dinero; que nos alimentemos a base de besos. Que esto no acabe, que no nos perdamos por caminos diferentes que no se volverán a unir. Que lleguemos a viejos y podamos contarnos las arrugas. Que este momento sea infinito. 

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