martes, 7 de octubre de 2014

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Y me negué a echarte de menos.
Y me desperté gritando tu nombre entre susurros.
Y el café está frío de esperarte.
Y los cristales se empañan pero ya no encuentro ningún 'te quiero' escrito en ellos.
Y tu risa sigue aquí, conmigo.
Que dice que no se quiere ir, que yo la hacía sentirse viva.
Y la mía, la mira y se arrepiente de haberse dejado matar con tu ausencia.
Y aquí sigo.
Afónica de gritarte en silencio, con los cristales empañados, el café frío y sentada con nuestras risas, que sí que nos echan de menos.

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