Qué bonito debe de ser eso de convertir a alguien en poesía. De hacer cada gesto un verso, de cada beso una metáfora y de cada momento una estrofa.
Qué bonito debe ser poder convertir cada experiencia en un poema y poder plasmar en un papel tanto sentimiento.
Que cada fecha, cada canción y cada rincón compartida sea el título de un poema que te lleve a ella.
Poder escribir poesía pensando en todo lo vivido (y lo que quedó por vivir).
Dibujar su cuerpo a través de miles de recursos retóricos.
Y volver a sus brazos con cada rima.
Qué bonito debe ser convertirte en poesía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario