domingo, 25 de mayo de 2014

Última carta para ti.

Aquí estoy, volviendo a escribirte. Ya sé que no volverás y, te aseguro, que la intención de estas líneas no es esa. No quiero que vuelvas, no lo quiero. Sólo quiero decirte que te echo de menos. Paradójico ¿verdad? pero no podemos negar que lo nuestro no haya sido paradójico; todo ha sido un ni contigo ni sin ti, te quiero pero no te quiero y, supongo, que todo acabo por romperse. Supongo que lo paradójico paso a ser ilógico y después inexistente. Supongo, no sé. Siempre he sido de suponer. También supuse que esto iba a durar, que esto iba a ser para siempre y me equivoqué, así que no hagas mucho caso a mis suposiciones.
Otra cosa que quería decirte, es que no voy a recordar muchos a momentos a tu lado y lo lamento. Me voy a quedar con los buenos ¿vale? Esos momentos en que sólo podíamos hacernos sonreír. No sé, prefiero pensar que esto fue bonito mientras duró. Llámame tonta o ilusa, pero lo prefiero. No me apetece recordar los enfados ni las lágrimas, ni siquiera las noches en vela o las heridas (internas o externas).
No sé, supongo que me olvido muchas cosas que decirte. (¿ves? ya vuelvo a suponer). Pero no volveré a escribirte, así que lo que quede, quedará en el olvido.
Ah sí, una última cosa: me has dejado marca. Y eso no me gusta.

domingo, 11 de mayo de 2014

Reciprocidad.

«Otra vez has vuelto a hacerlo. Has conseguido despertar a las voces de mi interior, han vuelto a decirme lo horrible que llego a ser. Otra vez has vuelto a hacer que las lágrimas no puedan dejar de salir como si de una cascada se tratara. Otra vez has hecho que aparezca esa maldita presión en el pecho y que mi pulso tiemble continuamente. Otra vez has conseguido que sea más difícil sonreír y mucho menos llorar. Has vuelto a hacer que me ponga las canciones más tristes para llorar acompañada de voces que me entiendan. Otra vez has conseguido que apenas hable porque no creo que pueda salir nada bueno de mi boca. Has vuelto a destruir el poco cariño y confianza que me tenía.
Te odio, te odio por conseguir que vuelva a vivir en este infierno.» 

Se giró y dejó de mirar su reflejo en el espejo.