Las agujas del reloj no giran, todo está parado.
El tiempo se detiene o no avanza (y no sé qué es peor).
Y tú, ahí parado, esperando una pregunta o una respuesta o, tan sólo, una palabra; una palabra de ánimo, una palabra cualquiera.
Las agujas se rompen, en pequeños pedazos, al igual que tu corazón.
Y el tiempo se para, ahora sí, para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario