sábado, 1 de diciembre de 2012

Rutina.

Otro día más, otro día que llegaba a casa con ganas de llorar, de desaparecer. Ya estaba acostumbrada a ello, ya le parecía una rutina. Pero no podía llorar delante de su madre, así que coge aire, finge una sonrisa y abre la puerta. Ahí esta su madre, saludándola como cada día y preguntándole como le ha ido el día. Ella le miente con un 'bien' y con una sonrisa. Merienda lo más rápido posible y dice que se va a hacer deberes y que tiene que estudiar mucho. Pero ella sabe que hoy es más imposible que nunca.
Entra en la habitación, cierra la puerta, deja las cosas, enciende el ordenador y pone la música lo más alta que puede. Lo necesita, necesita desconectar y sabe que la música es lo único que la hace sentir algo mejor. Empiezan a caer lágrimas de sus ojos pensando en todo y en nada. ¿Cómo ha llegado a esto? Sí, siempre se han metido con ella por su cuerpo pero, aunque le importaba, no había llegado a ese punto. Estaba harta de todo. De llegar cada día al instituto con la esperanza de que todo fuera a mejor, y encontrarse lo mismo a diario. Esos que se hacían llamar amigos, haciendo esas bromas pesadas sobre su cuerpo, sobre todos sus defectos, y recordándole día a día que no es perfecta. Pero, ¿quién lo es? Nadie, absolutamente nadie. Eso lo sabía pero seguía sintiéndose mal cada vez que veía a sus amigas con sus cuerpos perfectos y se veía a ella reflejada en cualquier lugar. Sabia que si ella no se quería nadie lo haría, que necesitaba confiar más en ella y dejar de pensar en el que dirán.
Otra cosa que no podía soportar era esa idea de soledad que no dejaba de rondar en su cabeza. Sabia que tenía amigas, pero notaba que no acababa de encajar. Y entre los chicos era igual. Si, tenía amigos pero pocos; sabía que eran superficiales, incluso con las amistades, solo eran amigos de las que estaban buenas. Para ellos era la típica chica lista, la que les dice los deberes cuando lo necesitan, las que les deja los apuntes para copiarlos...La típica que siempre esta ahí cuando la necesitan, la que escucha a todo el mundo pero cuando ella esta mal nadie la ayuda. Y eso no solo pasaba con los chicos. Vale que es difícil saber si esta mal si finge lo contrario, pero realmente nadie se ha preocupado por saber si esa sonrisa era falsa y si esos 'estoy bien' eran de verdad.
Y en el amor era peor. Para ella esa palabra no era un sentimiento bonito, era una palabra que significa dolor, desconfianza y lágrimas. Nunca le había salido nada bien en el amor. Ella se ilusionaba, intentaba luchar, se creía que podía conseguirlo pero nunca llegaba a nada. Se prometía una y otra vez a ella misma dejar de ilusionarse, que por una vez no fuera ella la que luchaba, esperar a que llegará ese 'alguien' que luchará por ella y entonces ilusionarse. Pero no lo cumplía.
Con la tontería ya eran las 7 y no había hecho absolutamente nada. Harta de todo y todos, se seca las lágrimas, se levanta, se dirige al espejo y hace un intento de sonrisa, pero no lo consigue. Suspira. Se vuelve a sentar, abre el explorador y se conecta a facebook y twitter.
Twitter, ahí ha conocido a personas tan especiales para ella. Gente que de verdad la entiende, que la ayuda y que le sacan sonrisas cuando lo necesita. Pero están a kilómetros de ella, por desgracia. Una de esas personas, él. El chico que hacia que no pudiera pensar en otra cosa.

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